Su manera de disimular delante de multitudes e incluso de evitarlas. La forma en la que se escondía sin desaparecer. También la vi haciendo daño. Haciendo que otras personas no la leyeran bien y la malinterpretaran. Como una brújula rota. Señalando a un tesoro vacío o un corazón roto. La vi sollozar y pegar gritos al vacío.
Probé sus lágrimas de felicidad. Siempre les sobraba una pizca de sal. Pero qué se le va a hacer si ella es una chica de mar. Siempre me llenaba de arena y sal cuando me iba, y tenía que esmerarme para deshacerme de ella. A veces incluso tiraba la toalla: hablaba demasiado.
Nunca decía nada.
Se reservaba para ese amor de su vida o alma gemela (que nunca encontraría). Para alguien que la quisiera y se lo demostrara. Y no me malinterpreteis: yo la quería.
Es sólo que ella nunca me vio.
Qué bonito es observar a personas y hacerles fotos sin que se den cuenta. |