Vivimos enamorados del amor.

Vivimos con la esperanza de que alguien nos acepte, cuando ni si quiera nosotros nos lo permitimos. Idealizamos nuestra manera de ver a nuestro Valentín, cuando ni siquiera nosotros nos parecemos perfectos.

El amor nos ganó la batalla, y nosotros no supimos perderla.

Vivimos pensando en lo bonito que sería ir por un camino cogido de la mano de esa persona que nos quiere con nuestro acné y nuestros lunares. Que nos sonría con heridas o sin heridas. Que nos abrace con curvas o sin ellas, con mal humor y llorando de alegría. Esa persona que nos bese en el cuello, el párpado, la frente. Comisura de los labios.
¿Quién querría besarte en la comisura de los labios?

Tan ardiente y tan distante a la vez.